domingo, 22 de marzo de 2009

Circo mediático

Los "reality shows" ocupan una gran parte de la parrilla televisiva de hoy en día, no sólo por las largas horas que ocupa el programa en sí, sino que el resto de la programación se nutre de forma descarada de ellos al sacar vídeos para comentar, entrevistar a los recién salidos participantes, intentar adivinar quién será el ganador...

Si disfrutas con toda esta saga de entregas por capítulos remunerados de las vidas anónimas estás de suerte, tienes un gran surtido donde elegir; si por el contrario ya te aburre tanto escándalo y tanta frivolidad me temo que tendrás que esperar a que el resto de la audiencia sienta lo mismo y comience a reclamar algo nuevo a las televisiones.

Contamos con numerosos casos de personajes que se han hecho "famosos" gracias a los detalles de su vida privada, pero uno de los casos más sonados últimamente lo encontramos en Reino Unido.

Esta británica participó en el Gran Hermano inglés en 2002 y desde entoncés se dedicó como muchos de sus compañeros a ir de plató en plató y de revista en revista vendiendo exclusivas. Sin embargo, el matiz que diferencia este ejemplo del resto es que mientras participaba en el Gran Hermano indio se le diagnosticó un cáncer cervical que rápidamente se extendió y por el que le daban poco tiempo de vida. Fue por eso, según ella, que comenzó a vender cualquier detalle de su escandalosa vida por pequeño e insignificante que fuera ella lo convertía en un circo mediático. Vendió su vida diaria con sus hijos, su boda, y todo lo relacionado con su enfermedad en sus últimos meses de vida. Según ella, todo esto lo ha hecho para que tras su muerte, hoy a las 3.55 de la mañana, el dinero recaudado quede para sus hijos. ¿Justifica este fin los medios empleados?

Acostumbrados a la frialdad con la que los "famosillos" venden sus vidas privadas, este caso hace que uno se pregunte hasta qué punto somos capaces de llegar, no sólo los protagonistas, sino como telespectadores de una televisión de peor calidad cada día. La duda que todos tenemos es ¿quién comienza esta espiral?, ¿los medios de comunicación que nos ofrecen este tipo de programación, o es el público quién - bien porque le guste el cotilleo, bien porque es conformista - se ha acostumbrado a este tipo de experiencia televisiva?

Lo que está claro es que de momento nos quedan muchos "realities" que ver y muchas Jade Goody que seguirán vendiendo su vida por un motivo o por otro.

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