jueves, 19 de marzo de 2009

Los Santos Inocentes.


Siento defraudar a aquellos que esperasen que éste fuese un comentario sobre la película de Mario Camus (1984) protagonizada por D. Alfredo Landa. Aún así, he de decir que, lo que lean a continuación, posiblemente tenga todos los contenidos de una película con un toque esperpéntico del bueno de Valle-Inclán.
En Sao Paulo, un libro de texto se olvidaba de Ecuador en el mapa y parte de Colombia, y para más inri Paraguay y Uruguay intercambiaron sus posiciones (Y es que muchos ya no sabemos en qué mundo vivimos).
En Italia, una actriz porno se desnuda en la Bolsa de Milán como protesta por la crisis. (¿Por qué esta solución a la crisis nunca se nos ocurrió antes?) A falta de pan, buenas son tortas. Tras ser detenida, Laura Perego, que así se llama la susodicha, declaraba que la Policía le había felicitado (No sabemos si por su lucha contra la situación económica mundial, por su cuerpo, por su originalidad de terminar con los problemas o por tener la paciencia para pintarse todo el cuerpo con la bandera italiana).
En Irak, un espectador tiroteaba al delantero que marcó el gol al equipo de sus amores y tras causarle varias heridas, el jugador perdía la vida. La gente no debería tomarse jamás la justicia por su mano. Nos estamos volviendo locos.
Pero no hace falta salir de nuestras fronteras. Aquí en España la crisis nos afecta incluso más que en el extranjero. En las últimas horas se ha extendido un rumor: Es posible que Raúl vuelva a la selección. Definitivamente hemos terminado por volvernos locos. Ya no sólo hay recesión económica, sino que parece que también deportiva. Ahora que todo funciona volveremos a caer en cuartos, a crucificar a árbitros africanos, a perder con Italia y a ilusionarnos y desilusionarnos con la misma facilidad que tenía el flautista de Hamelin para que las ratas le siguiesen.
Vamos hacia atrás. Que nadie dude que Urdaci volverá presentar el Informativo de TVE, que Ramón García regrese a Qué apostamos y que Leticia Sabater haga sufrir a los más jóvenes.
Con esta situación, es normal que la gente pierda la cabeza. ¿Hasta que punto vamos a llegar?
1,2,3 responda otra vez.

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